Luis Bravo Jáuregui: El odio como método electoral

Maduro tildó como “crímenes de odio” los comentarios en redes sobre el accidente de Delcy Rodríguez. -La Patilla:

«La derecha trimardita no va a llegar al poder en Venezuela».-Monitoreamos. Maduro, desde Zulia

-TalCual. Maduro amenaza desde Lara: «Si se comen la luz, vamos por ellos».

-Monitoreamos: Maduro: «Hay un viejo decrépito que quiere tomar el poder (…) y también una veja decrépita».

Por Luis Bravo Jáuregui

La democracia educa y la educación democratiza, según comenta Fernando Savater sobre la relación de pensar y actuar que propugnaba John Dewey. Difícil el desarrollo democrático de una sociedad sin educación, difícil el progreso cuali-cuantitativo de la población sin democracia, cuando  la libertad personal cuenta y los derechos humanos dejan de ser verborrea fácil. Difícil la convivencia de los distintos en una sociedad como la venezolana, donde escasean las oportunidades pedagógicas institucionalizadas,  para todos y  sin más diferenciadores  que la voluntad personal y la aptitud. 

El mayor crimen social cometido por el proyecto político que se impuso, es haber lesionado severamente la identidad democrática  de la educación pública.  El haberla convertido en dádiva de altruismo sectario.

Esa falta de correspondencia entre justicia social y gestión y política pública oficial,  que registramos crítica y ordenadamente  en nuestra base de datos,   ha sido permanentemente alimentada generosamente  con  un discurso de odio contra todo lo que contraríe la posibilidad de que no siga el gobernar solo para seguir gobernando. Discurso-propaganda que quiere incitar al miedo al qué pasará si gana la oposición democrática. O peor aún,  frente al hecho electoral mismo. Desde el poder se busca sembrar el miedo que paralice el voto popular.  Pero todo indica que se ha revertido el efecto de tan lúgubre intención,  pues se siente a todo lo largo y ancho del país que la esperanza en un futuro mejor se encarna hoy mucho más  en la institución del voto… que en la violencia de signo estatal. Cosa que alimenta la serena ilusión popular…

Muy parecido a lo anterior,  es que la élite de poder conversa solo con el “imperio”, no con la oposición democrática,  mucho menos con los trabajadores, menos aún con gremios y academias de la educación cuando se trata de aliviar sus padecimientos extremos. Desprecia lo distinto, “ni sal ni agua” para los venezolanos críticos. Muy lejos quedo la gesticulación electorera de otros tiempos,  aquella de ampuloso amor por los pobres.

Queda nada más la  grosera indiferencia frente a las necesidades populares que persiste en los hechos contables. Según damos escrupulosa  cuenta en estos boletines  que realizamos como método sui generis para alimentar la base de datos de la Memoria Educativa Venezolana, como puede leerse a manera de servicio público de información de la UCV en la Sala de Lectura José María Vargas, por https://app.box.com/s/78ampx7gya5rkrzaasfcga2z7pmpvk01

*Profesor Titular UCV

«Las opiniones aquí publicadas son responsabilidad absoluta de su autor».

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*