Por Jonathan Benavides
No hay voluntad alguna de alcanzar un acuerdo. Las posturas de ambos en Estambul son incompatibles y hay explicación para ello: Ucrania cree que puede apostar a que Estados Unidos desate una serie de sanciones contra Rusia que hagan que esta no pueda sostener la guerra; Rusia se apoya en hechos indiscutibles: salvo una guerra nuclear nadie los sacará de los territorios ocupados en Ucrania. En este panorama hay voluntarismo y esperanza mientras que del otro lado lo que la situación que las armas establecieron.
Pero en esta ecuación que hemos descrito, hay que recordar que la situación de amenaza a la condición de Gran Potencia se ha agravado geométricamente con el ataque del domingo pasado. Los todólogos y algunos medios son incapaces de entender esto y mucho menos siquiera imaginar la relevancia de ello para una Gran Potencia. En Latinoamérica nuestra condición de irrelevantes afecta a entender estas cosas. Dicho lo anterior, es más probable que Pedro Sánchez, Pedro Castillo, Rosario Murillo o Máximo Kirchner lean un libro completo a que Rusia desista de su condición de Gran Potencia, y en ese camino el panorama para Ucrania es la devastación total.
Los ataques nocturnos a partir del miércoles 4 de junio a ciudades ucranianas y la llamada entre Putin y Trump: en nuestra noche/madrugada, varias ciudades ucranianas, pero especialmente Jarkov (al norte de la zona operativa rusa) y Odessa fueron atacadas con drones; a pesar de la información inicial, ninguna de estas acciones, a mi juicio, pueden calificarse como la “respuesta rusa” a las acciones de los últimos días, especialmente el ataque a la base de aviones estratégicos de Rusia, la real ira de los rusos aún está por venir. De la conversación entre Putin y Trump es notable que hay “cierta aceptación” de Estados Unidos a un punto en el que Rusia debe responder, algo que como he explicado es inherente a su condición de Gran Potencia.
A lo anterior se suma que Rusia ha calificado a Kiev de gobierno ilegítimo y hasta de terrorista. Los dos puntos anteriores, al menos a mi juicio, ratifican que esta guerra, que ya ha sido definida en el campo de batalla, marcha a una nueva etapa, donde el daño a Ucrania irá más allá de la necesidad militar. Si no estoy equivocado vamos a un desastre, uno que difícilmente hoy Estados Unidos vaya a detener, veremos. Estamos a la espera de lo que surja en Oriente Medio de la presión de Estados Unidos sobre Irán por un acuerdo nuclear. ¿Llegará?, ya lo he dicho, si son “racionales”, los ayatolás cerrarán un acuerdo, de lo contrario creo que vendrá un castigo enorme a Irán de parte de norteamericanos e israelíes, y parece haber sido sellado en esa conversación Trump-Putin.
Sobre la propaganda del genocidio en la Franja de Gaza. Mientras grandes agencias de noticias compran “sin pestañar” el relato del grupo terrorista Hamás, la realidad demuestra que NO existe ningún genocidio contra los palestinos.
En primer lugar, un grupo de antisemitas enojados no define qué es o qué no es un genocidio. El término está definido por la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio de 1948, tres años después de terminada la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto. En esta Convención se establece que debe haber una intención deliberada de destruir, total o parcialmente, a un grupo étnico, nacional, racial o religioso mediante actos específicos. Sin intención (planificación y sistemática) NO puede haber un genocidio. Por eso es que Suráfrica, Nicaragua y los países que se quisieron sumar al circo de las denuncias internacionales pasaron vergüenza cuando intentaron acusar a Israel de genocidio. No pudieron probar la intención porque NUNCA existió una intención. Vamos a los datos.
Es una guerra y no un genocidio. Guerra, además, de insurgencia contra un grupo terrorista como Hamás o la Yihad Islámica Palestina que opera en zonas repletas de civiles, utiliza los hospitales como cuarteles generales (como Al Shifa) y las escuelas como depósitos de armas. Todas las operaciones militares fueron dirigidas contra los mandos altos y medios de Hamás como también contra la infraestructura civil que el grupo terrorista utilizaba como parte de su operatividad. Aquí, lógico, se incluyen escuelas, mezquitas y hospitales. Para quien no lo sepa todavía: hay túneles de Hamás que tienen sus entradas y salidas en habitaciones de niños y dentro de casas de familia, las mismas casas en las que más de un israelí secuestrado pudo haber pasado su cautiverio. Atención con eso.
En un genocidio la población “atacada” NO aumenta. Comparemos dos genocidios reales, como el Holocausto o el genocidio armenio, con la población palestina de la Franja de Gaza que pasó de 350.000 en 1967 a alrededor de 1,5 millones en 2025. Y estos son datos duros. El ingreso de ayuda humanitaria: desde el comienzo de la guerra ingresó todo tipo de ayuda también desde Israel. Esto atenta contra la supuesta “intención”, aun sabiendo que Hamás cometía todo tipo de abusos en contra de la distribución y entrega de esa ayuda.
Todo esto no elude el contexto de un conflicto armado contra una organización yihadista fuertemente arraigada en la sociedad palestina y producto del mundo islámico. La guerra “Espadas de Hierro” comenzó por culpa del ataque de Hamás del 7/10/2023 y no por una decisión de Israel. Y en eso radica también la falta de intención: sin la masacre del 7 de Octubre donde Hamás asesinó a más de 1.200 israelíes y secuestró a 251, no había guerra. Este nivel de devastación de Gaza tiene un culpable y es Hamás. Esto es sabido también en el mundo árabe.
No existe tampoco ningún analista militar serio que avale el disparate del genocidio, sino todo lo contrario: la relación entre víctimas colaterales y combatientes (terroristas de Hamás) es de las más bajas comparado a otros conflictos también dentro de Oriente Medio. Esto fue posible gracias a que el ejército de Israel SIEMPRE notifica con anticipación a los residentes gazatíes que habitan en las zonas donde Hamás opera y que serán atacadas por la fuerza aérea israelí. Esto no es visto en ningún otro ejército del mundo.
“Dividir” la Franja de Gaza le permitió a Israel salvar vidas civiles en Gaza. La formación de áreas destinadas a corredores humanitarios y el traslado de la población civil para no ser afectada también van en contra de la absurda idea de un genocidio. Mucho más considerando los enormes costos económicos, operativos y de vidas dentro del ejército que implica esto. Toda guerra es traumática y no siempre un ejército puede “responder” a las necesidades civiles en una guerra insurgente, pero Israel lo ha hecho. Cierro aquí. Quien repite que en Gaza hay un genocidio busca embaucar a la gente. ¿No te gustan las consecuencias?, entonces exígele a Hamás que libere a los secuestrados y entregue las armas. Israel los aplastó. Los palestinos perdieron y Hamás será arrasado.
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