
Se avecinan nuevas y dolorosas recetas en España para afrontar la reducción del déficit. La Unión Europea prevé ampliar el objetivo de déficit del país un año más a través de un punto porcentual de margen: para 2014, del 5,3% del PIB al 6,3%. Esta concesión iría condicionada por la toma de medidas que asegurarían una estabilidad presupuestaria cada vez más sólida.
Las decisiones ya se han comenzado a tomar. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, declaró este lunes que “estamos en un tránsito hacia una fiscalidad menor para el trabajo y mayor en el ámbito indirecto”, lo que se traduciría en que la esperada subida del IVA, un impuesto indirecto que afecta al consumo, está por llegar en los próximos días; una medida que, hace apenas un año, el primer ministro español, Mariano Rajoy, calificó de “disparate”.
Asimismo, el ministro anunció otras medidas como la disminución de funcionarios y el reforzamiento de las condiciones para acceder y permanecer en la Administración pública.
En un curso de verano en una universidad madrileña, Montoro expuso su idea de “asimilar muchos elementos del estatuto del trabajador privado” en el campo público; y defendió la filosofía del esfuerzo como método de mantenimiento en la Administración.
“La oposición es un método de selección para que estén al servicio público los mejores, no para tener un puesto seguro frente al resto”, aseguró.
En este sentido, la ministra de Empleo, Fátima Báñez, defendió el establecimiento de “incentivos sociales, fiscales y laborales” para aquellas personas que trabajen, de manera voluntaria, más allá de los 65 años, la edad de jubilación establecida en España.
“El esfuerzo tiene que ser premiado, por lo que quienes alarguen su vida serán recompensados por el sistema”, declaró en su anuncio, este lunes, de nuevos métodos de compatibilidad entre salarios y pensiones.
La semana pasada, además, se planteó la posibilidad de aumentar los impuestos medioambientales a través de medidas como el llamado “céntimo verde”, un incremento de entre 3 y 5 céntimos de euro por cada litro de hidrocarburo, o las tasas sobre actividades contaminantes.
Efectividad de las medidas
La incógnita sigue siendo si estas medidas serán suficientes para rescatar a España del agujero del déficit. Para el profesor emérito de Economía de la escuela española de negocios IESE, Juan José Toribio, las estrategias para incrementar la recaudación fiscal son adecuadas porque “el IVA español es el más bajo de la Unión Europea, por lo que pueden incrementarlo sin dificultad”.
“Además, se va a eliminar la deducción por compra de vivienda en el IRPF y a reducir las contribuciones a la Seguridad Social para que el costo salarial sea menor. Sin embargo, son todo medidas temporales, hasta que la economía española crezca”, explicó en declaraciones a la Voz de América.
Toribio apuesta porque se tomen “reformas estructurales más enérgicas”, como la simplificación de la reforma laboral, que dé lugar a un “mercado de trabajo más flexible”, la liberalización de horarios de grandes unidades comerciales y de los alquileres, el incremento de los peajes en las autopistas o la disminución del gasto autonómico.
De tomarse, estas profundas decisiones podrían ser, a corto plazo, contraproducentes, según Toribio, pero beneficiosas a medio plazo. El déficit se reduciría y, aunque el consumidor español se vería perjudicado en un primer momento, “podría empezar a entender que las cosas se están gestionando bien y aumentar su confianza. En un año, podría producirse un crecimiento y se generaría empleo”, apuntó.
Fuente: VOA