Por Eduardo Martínez
Para los consumidores, la frecuente publicación del índice inflacionario, siempre termina siendo una afrenta. Consideran que es un anuncio engañoso para hacer creer a la población que la pretendida acción de gobierno está domando el dragón del aumento de precios. “Baje o suba la inflación, siempre los productos cuestan más”, suelen decir los miembros de la familia que generalmente están encargadas de comprar los productos básicos: las amas de casa.
En este contexto, no es de extrañar que los consumidores se sientan engañados, por cuanto el aumento de precios representa un hueco en sus bolsillos. Con el aterrador resultado que “mes a mes” ven cómo se les va vaciando el dinero, hasta llegar a un punto en el cual no pueden comprar la misma cantidad de productos -tanto en variedad como en cantidad- que compraban unos meses antes.
Los gobiernos, en casi todas partes del mundo, tienen la tarea de calcular el índice inflacionario, y se cuidan de no explicar en detalle con gran amplitud lo que el índice significa. Quieren hacer creer que bajó, y punto.
¿Qué es la inflación?
La inflación, está definida como “el aumento general de los precios de los bienes y servicios existentes en el mercado, expresados en una unidad monetaria durante un determinado período de tiempo”.
Para ser prácticos, si en el mes de febrero -por ejemplo- la inflación se estimó en 10%, significa que si usted pagó por los bienes que compró en enero 100 dólares, en febrero pagó 110.
Si en el mes de marzo, se estima que la inflación fue de 5%, significa que usted pagará por los mismos productos en las mismas cantidades 115,5 dólares. Con respecto a enero, pagará 15,5 dólares más. Y con respecto a febrero 5,5 dólares más.
Si observamos los aumentos mensuales, encontramos que la inflación de febrero fue el doble que la inflación de marzo. A pesar de la disminución del índice inflacionario, vemos que pagamos más.
Descubrimos que para el cálculo de ese índice de precios de referencia, esos aumentos son “acumulativos”. Siempre vamos a pagar más.
No es un problema que el índice sea una mentira, sino que nos hace creer -al señalarse que bajó- que vamos a pagar menos. Y nadie está interesado en aclarar a los consumidores lo que en verdad significa e implica.
¿Qué se hace para calcular la inflación?
No es un secreto la metodología empleada para calcular la inflación. Los entes de análisis, como los bancos centrales y estadísticos de los países, realizan estudios previos para determinar cuáles son los productos que una familia promedio compra cada mes.
Por la vía de sondeos y encuestas, cada mes visita supermercados, abastos, farmacias y bodegas, para consultar los precios de los alimentos y medicamentos. Así como también, las tarifas de los servicios básicos: agua, luz, comunicaciones (telefónicas, internet y tv por cable), alquileres, transportes, institutos educativos, y otros.
Luego suma, de acuerdo a las cantidades de esos productos y servicios que una familia consume en promedio, la totalidad del consumo básico familiar.
Finalmente, lo compara con el mes anterior.
¿Dónde está la trampa? En la mezcla de productos que se escoge para el cálculo del índice inflacionario y la cantidad consumida por mes. Debiéndose aclarar, que en algunos casos, los gobiernos presionan a los profesionales para aplicar maquillajes que hagan más presentables los números.
Lo que pueden hacer los consumidores
Si usted es de los que no creen lo que publica el gobierno, tiene la posibilidad de calcular el índice de inflación ajustado a su realidad familiar. Coleccione todas las facturas y tickets de compras, y al final de mes saque sus cuentas. Es un ejercicio de sumar, y comparar con el mes anterior con el simple uso de las “proporciones”. Una herramienta aprendida en cuarto grado de primaria.
Y para resistir los aumentos de precios, elabore una lista de lo que va a comprar en los mercados. No se exceda. Así lo recomiendan las asociaciones de consumidores.
El impacto de la inflación
Lo inmediato de la inflación, que nunca nos hará pagar menos, es que si no nos aumentan el salario, cada vez podremos comprar menos productos. No nos alcanzará el dinero., en lo que se llama “pérdida del poder adquisitivo”.
De eso comentaremos en una próxima entrega.
PD: la alusión del “cuento chino”, es una expresión hispana que en ningún momento pretende ser una burla al gentilicio chino. Un pueblo trabajador, ingenioso y preciso en sus trabajos.
@ermartinezd