Por Domingo González Villegas
Estamos observando camaleones por doquier. Hemos heredado una fauna multiétnica, de razas siderales por su falta de consistencia terráquea o mineral, de antes, de ahora y, a mi entender, genéticos. Es decir, no les da vergüenza asumir posiciones antagónicas hoy de las que sostuvieron a sangre y fuego en el pasado. Eso es uno de los factores condicionantes del hacer política en la actualidad.
Se ha sostenido, recientemente, y con mayor ahinco, ha unas dos décadas, que las posturas sólo sirven para proyectar imágenes, para construir nichos y para fabricar mitos, y, por supuesto, como la dinámica de los tiempos modernos es un aliado inmejorable para ello, con la cauda de herramientas mediáticas de que disponemos hoy;solo importa tu posición de ahora pues mañana estará en el pote de la basura, recordado por unos cuantos solamente, porque tu nueva insignia ameritará otros aires, otras perspectivas, otras posturas. Ese tipo de individuos, que pululan en las organizaciones políticas, culturales, o de toda índole han sido los arquitectos que aún persisten en undir nuestra barcaza.
¿Qué hacer ante tamaño descaro? No creo que con acusar, señalar o reclamar se logre algo concreto: recordemos que a ese tipo de gente le importa bien poco lo ético/moral, por tanto sería perder tiempo confrontarlos. Se me ocurre algo así como irlos evidenciando ante los demás, de manera sutil, porque como su personalidad es tan voluble, ellos solo se van quedando solitarios a pesar de los halagos de que hacen gala ante sus más cercanos liliputienses.
Pero si, tengo la hope high de que ello lo lograremos más pronto que tarde, pues sentirán el dedo, de toda una sociedad, repudiado sus practicas desleales y malsanas. A su debido momento veremos los salta montes en alocadas carreras buscando desaguaderos por donde fluir hacia horizontes más seguros a su integridad. Dios los agarre confesados.
* Profesor Titular UCV, Dr. Ciencias sociales