por Alexander Guerrero
Consideraciones fiscales, financieras y económicas explican las razones del decreto ley de Contribución Especial por Precios Extraordinarios del Petróleo dirigido a incrementar la contribución petrolera.
Esas consideraciones están asociadas a tres factores que gravan la política fiscal:
El primero, descapitalización de Pdvsa y en general de la industria petrolera, una de irracionalidad económica conducida acabo para elevar la contribución fiscal de Pdvsa y socios reduciendo gasto en inversión para satisfacer la presión fiscal, independiente de las consecuencias en el mediano plazo, y hoy presentes que han afectado la contribución fiscal petrolera desde noviembre 2008. El impacto negativo, además de fiscal, ha afectado la caja de Pdvsa lo que la llevó a un voluminoso y costoso endeudamiento por 10 mil millones de dólares para cancelar obligaciones con contratistas y asociados pero con un enorme costo financiero en intereses absolutamente prohibitivos e insostenibles. Dada las dificultades de obtener financiamiento de menor costo, Pdvsa anunció que no tenía planes de emitir más deuda. Solo resta que el BCV le compre esa deuda a Pdvsa lo que equivaldría a financiar monetariamente al Gobierno, Pdvsa es su principal fuente fiscal.
Un segundo factor, al crecimiento mastodóntico del Estado que presiona en extremo al ingreso fiscal, las transferencias desde el fisco a empresas estatales y estatizadas alcanzan entre 7% y 10% del PIB, incluido Fonden, un recipiente fiscal de petrodólares reciclados vía BCV y directamente de Pdvsa. El decreto de contribución especial petrolera es un «by pass» al BCV, los fondos «extraordinarios» irán ahora directamente a Fonden, introduciendo mayor oscuridad a la administración del ingreso petróleo dada su condición de ser institución financiera parafiscal -Gobierno- sin controlabilidad administrativa.
El tercer factor, el agotamiento del endeudamiento público, exacerbado entre 2007 y 2010 y que dejó poco espacio dado los enormes riesgos que marca la deuda venezolana por lo cual paga una enorme prima de riesgo (12,75% de interés), costo que nadie paga en el mercado internacional, con excepción de Venezuela/Pdvsa; de hecho la deuda soberana tiene las mismas elevadas consideraciones de riesgo. Así, pese al nivel actual de precios del petróleo, el mercado presume que en Pdvsa sufre de una debilidad económica y financiera endémica. Hay serias dudas sobre producción y precios de realización del petróleo reportado por Pdvsa.
En esas condiciones, administrar un ingreso sin control de poderes públicos, cualquier esquema de ingreso fiscal se dirige a una crisis fiscal; así, en función de un deficitario fisco, el Gobierno decreta la ley de contribución especial, una especie de raspado de olla del sector petrolero bajo la presión de un gasto que no satisface la demanda de empleados públicos, contratistas, infraestructura, entes descentralizados y empresas públicas, para las cuales las trasferencias fiscales son cruciales para sostener sus precarias economías. Hasta Pdvsa ha estado recurrentemente financiada por el Gobierno, ¡su primer cliente fiscal!
Ese Decreto, es la guinda del raspado de olla, dado que el ingreso fiscal y parafiscal ha incorporado todos los fondos disponibles de Pdvsa, FEM, Tesoro, en conjunto con las maniobras monetarias del BCV, donde el Mago de Oz contabiliza cada dólar petrolero que compra al doble de la tasa de cambio, para extenderle dinero inflacionario al Gobierno, e.j. la venta del -pagaré- deuda de Pdvsa con el MEF al BCV y que fue monetizado a 4,3 Bs el dólar de una obligación acordada en 2,60 Bs/USD previo a la devaluación del 31/12/2010. Esa deuda de Pdvsa -3.000 millones dólares la vendió MEF al BCV días después de la devaluación; la magia fiscal-monetaria convertía 7.800 millones de bolívares en 13.000 millones de bolívares, un «ingreso adicional» de ¡5.200 millones de bolívares! Eventualmente el BCV recibió de Pdvsa los 3.000 MM dólares de la colocación de bonos Pdvsa a principios de año. Por todo ello hay serias dudas que los nuevos precios petroleros puedan resolver la crisis de caja del Gobierno, de allí, el decreto ley de contribución especial.
Veamos. De las exportaciones petroleras, las únicas que registrarían precio de 100 y tanto dólares son las entregas a Citgo dada la transparencia que esas operaciones exigen en el mercado americano. Pero con Citgo se ha creado un serio problema, en virtud que el petróleo recibido de Pdvsa se ha reducido a casi la mitad, por ejemplo. Marzo refleja ventas por 680 mil barriles diarios, casi la mitad de principios del 2009. El «mejor» cliente de Pdvsa en precios, es donde se está vendiendo menos petróleo. El ministro se disparó a los pies.
El resto del petróleo que se exporta, 1,2 millones barriles está sujeto a trueques, ventas financiadas, despachos a China donde llega el petróleo con descuento cercano al 30%, y entregas a Cuba, desde donde se despacha el petróleo a los países del Caribe y América Central. Se aprecia en consecuencia que los nuevos precios no parecen resolver la crisis de caja del Gobierno, por razones que podrían escapar a las económicas. El decreto ley de contribución especial para tomar el 90% del excedente del precio sobre 100 dólares el barril es parte del raspado de olla que mencionamos arriba.
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