La invocación de los artículos 333 y 350 de la Constitución, anunciada por la Asamblea Nacional y respaldada por la totalidad de la oposición venezolana, borra de un solo trancazo el curso de la estrategia de resistencia y protestas.
Con la invocación de estos artículos, el parlamento desconoce al presidente, al Tribunal Supremo de Justicia y a otras instituciones que se habrían plegado a la violación de la Constitución.
La pregunta que surge luego de esta acción es para quién es el llamado de la Asamblea Nacional. luego de 80 días de resistencia en las calles, pareciera obvio que no sean los manifestantes los destinarios del llamado.
Si por ellos fuera, el presidente Nicolás Maduro no estaría en Miraflores, y se habría producido una rotación de presos en los calabozos del país.
Para el común de la gente, la invocación de estos dos artículos resulta poco comprensible. Recuerda una pregunta que acuñaría don Luis Miquilena en el argot político: ¿Con qué se come eso?.
Por una parte, es un borrón y cuenta nueva, porque abre caminos nunca antes explorados. Es una situación inédita. No se sabe el rumbo que tomarán los acontecimientos.
Por otra parte, ese llamado debería haber sido enviado a aquellos que tienen la responsabilidad y la competencia de hacer cumplir “in extremis” la letra de la Constitución.
Hasta ahí queda eso.
Junio 22, 2017