Unasur: más allá de la CAN y Mercosur

Julio César Pineda

Julio César Pineda, “el de la televisión”, embajador, analista internacional, profesor universitario, y candidato al PARLATINO en las elecciones del próximo domingo, nos escribe sobre UNASUR en la perspectiva de la CAN y Mercosur.

Por Julio César Pineda

Un logro fundamental será la participación de la sociedad civil.

Más allá de lo coyuntural y de las contingencias de la reciente reunión de Unasur, lo importante es el fortalecimiento de este mecanismo de integración, último intento de las doce naciones de Suramérica para ingresar a la nueva política y diplomacia multipolar del siglo XXI. Las declaraciones de los presidentes en Cusco en el 2004, en Brasilia el 30 de septiembre del 2005, Cochabamba en el 2006, constituyen la base teórica de Unasur cuando afirmaron una identidad y ciudadanía suramericanas, desarrollando un espacio regional integrado en lo político, económico, social, cultural, ambiental, energético y de infraestructura, para profundizar la unidad de América Latina y el Caribe. En estos tiempos del multilateralismo, es necesario sobrepasar la realidad del Estado nacional hacia bloques con espacios geopolíticos y geoeconómicos dentro de la unidad geográfica, histórica.

El tratado constitutivo de Unasur fue aprobado en Brasilia en el 2008, reconociendo los avances del Mercosur y la CAN. Desde 1969 Suramérica optó por la integración con la firma del Acuerdo de Cartagena, cuando se creó el Pacto Andino y luego la Comunidad Andina de Naciones. Hoy dos Estados andinos están fuera de la CAN, Chile durante el gobierno del dictador Pinochet y en el 2006 Venezuela, retirada por el presidente Chávez. En la CAN continúan Colombia, Ecuador, Bolivia y Perú, pero la ausencia de Venezuela y Chile y los nuevos conflictos de sus integrantes mantienen a la CAN en un letargo permanente, agravado ahora por las tensiones entre Quito, Bogotá y Caracas. Poco pueden hacer sus instituciones para avanzar, tanto el Consejo Presidencial como el Consejo de Cancilleres, la Comisión, el Tribunal de Justicia, el Parlamento Andino y la Secretaría General. Es posible que ahora en el marco jurídico y diplomático de Unasur las naciones andinas puedan reencontrarse.

En 1991 Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay decidieron crear su propio espacio integracionista con el Mercosur dentro de un entorno internacional propicio por el fin de la bipolaridad y el fortalecimiento y extensión de la Unión Europea, que han tomado como modelo a seguir. La nueva relación desde 1985 con al declaración de Iguazú, entre Brasil y Argentina, cambió la tradicional confrontación por la necesaria cooperación, algo parecido a lo decidido en 1951 con Francia y Alemania cuando con la CECA unieron esfuerzos en el carbón y el acero para la construcción europea. En el 2006 Venezuela solicitó su incorporación al Mercosur, pero su adhesión ha sido rechazada por los parlamentos de Brasilia y Asunción. Allí hay independencia de poderes y los tratados además de ser firmados por los jefes de Estado, deben ser discutidos y ratificados por la instancia parlamentaria, donde el pluralismo político exige el consenso. El Mercosur también está en crisis, con dificultades por la asimetría entre las dos grandes economías de Brasil y Argentina, y diferendos bilaterales como el de la hidroeléctrica entre Paraguay y Brasil, y Montevideo y Buenos Aires en la cuestión medioambiental, lo que ha llevado a estas dos naciones a recurrir ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya.

Unasur, con 388 millones de habitantes, une los dos sistemas subregionales, pero también Chile, Venezuela, Surinam y Guyana. Suman las experiencias y el acervo comunitario latinoamericano y se orienta bajo el paradigma UE (1982). En abril de 1998 se firmó un acuerdo marco para la creación de una zona de libre comercio entre CAN y Mercosur. Unasur establece el consenso y la participación, la cláusula democrática obliga a los gobiernos al respeto del Estado de Derecho y a la defensa de los Derechos Humanos, a la cooperación económica y energética. Como desafío fundamental se establece la lucha contra el narcotráfico y la delincuencia organizada, un sistema de seguridad y defensa regional con la prohibición de injerencia extranjera y el control de los gastos militares. Prioridad se le ha dado al tema del medio ambiente, exigencia mundial pero también mandato constitucional en todos nuestros Estados, con la protección de la biodiversidad, los recursos hídricos y los ecosistemas, además de la lucha contra los efectos del cambio climático.

Como en la UE, se le ha dado importancia a la creación de un parlamento suramericano, más representativo y participativo de lo que han sido los parlamentos Andino, Amazónico y de Mercosur. Un logro fundamental será la participación de la sociedad civil con la colaboración plena de la ciudadanía en el proceso de la integración y la unión suramericana. Este organismo no es sólo para los gobiernos y sus intereses, sino para la protección de los pueblos y sus derechos.

Jcpineda01@gmail.com

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