Pedro Palma: Contagios de la crisis

por Pedro Palma

Al no contar con recursos que pudimos haber acumulado en un fondo de estabilización durante los años de crecientes precios, la abrupta reducción de los ingresos se tradujo en un importante freno fiscal y en una recesión económica

Cuando estalla una crisis económica de importancia en alguna parte del mundo globalizado de hoy tiende a reflejarse en todas las naciones del orbe y se produce un efecto contagio que puede afectar severamente a países que no jugaron papel alguno en la gestación de la crisis. Se debe a varias razones. Una de ellas es la contracción de los precios de los commodities, ya que al entrar en recesión importantes economías, producto de las crisis que padecen, sus necesidades de materias primas se reducen bajando abruptamente la demanda internacional y los precios de esos productos básicos.

Eso particularmente afecta a economías emergentes altamente dependientes de las exportaciones de esos bienes primarios, como es el caso de Venezuela, cuya economía gira en torno a sus ingresos de exportación de hidrocarburos.
Un ejemplo patético de este fenómeno lo vivimos y sufrimos durante la última gran crisis financiera, cuando los precios petroleros colapsaron en la segunda mitad de 2008, se recuperaron parcialmente el primer semestre de 2009, para luego estabilizarse por más de un año. Esto hizo que el precio promedio de exportación de nuestro petróleo bajara casi 30 dólares en 2009, para recuperarse parcialmente en 2010, revirtiéndose la tendencia de franco crecimiento de la renta petrolera de los años anteriores.
Al no contar con recursos que pudimos haber acumulado en un fondo de estabilización durante los años de crecientes precios, la abrupta reducción de los ingresos se tradujo en un importante freno fiscal, y en una recesión económica profunda y prolongada.
Otra razón por la que se produce aquel efecto contagio está ligada al comportamiento de los tenedores de valores, como acciones y bonos.
La materialización de la recesión en los países donde se genera la crisis, así como en aquellos que les proveen de materias primas y otros insumos, crea expectativas de pérdida de valor de los activos y lleva a ventas masivas de títulos, que producen caídas de las bolsas de valores del mundo entero. Los inversionistas liquidan sus inversiones en valores y buscan refugio en monedas fuertes o en otros activos que, se espera, preservarán su valor. Por ello, cuando se producen ventas masivas de acciones y bonos en las economías emergentes debido al contagio de las crisis de otros países, además de la caída de sus bolsas de valores, también se deprecian sus monedas, ya que el dinero obtenido por la venta de los títulos se utiliza para adquirir divisas fuertes que son enviadas al exterior.
Esto crea una situación muy adversa, pues esas economías se ven afectadas por la caída de sus exportaciones, la extracción de capitales y la devaluación de sus monedas, que además de generar inflación por el encarecimiento de lo que importan agrava la recesión.
Estos contagios normalmente se producen en forma instantánea. Un ejemplo palpable es lo que sucedió el lunes 8 de agosto y días subsiguientes en varias economías latinoamericanas. La venta masiva de acciones del lunes negro hizo que sus bolsas de valores bajaran abruptamente, en muchos casos con más intensidad que las pérdidas que se producían en las bolsas europeas y estadounidense, y que sus monedas se depreciaran. Los esfuerzos de los inversionistas por limitar pérdidas potenciales se tradujeron en ventas masivas de valores y en importantes compras de dólares.
Sin embargo, la disipación de expectativas de recesión inminente en EE UU generada por noticias laborales favorables en los días que siguieron, también se reflejó positivamente en nuestra región estimulando la compra de acciones baratas que hicieron recuperar las bolsas.
No obstante, si a futuro la delicada situación europea se deteriora y retornan las expectativas recesivas en EE UU, no sería de extrañar que el efecto contagio nos vuelva a perturbar, ojalá que de forma transitoria y leve.

palma.pa1@gmail.com

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*