El papa Francisco lanzó fuertes dardos al manejo de la economía mundial y a las dudas de la Iglesia Católica para renovarse.
«La economía existe para servir al hombre. Nos preocupamos de los bancos mientras la gente se muere de hambre», sentenció el papa al referirse a la crisis alimentaria que se vive en varias naciones mientras las decisiones de los gobiernos se centran en las finanzas bancarias.
Al presidir las ceremonias de Pentecostés, el papa se preguntó si el mundo cede a los miedos.
«Preguntémonos ¿Estamos abiertos a las sorpresas de Dios? ¿O nos encerramos, con miedo, a la novedad del Espíritu Santo? ¿Estamos decididos a recorrer los caminos nuevos que la novedad de Dios nos presenta o nos atrincheramos en estructuras caducas, que han perdido la capacidad de respuesta?», preguntó el papa.
Con estas palabras el papa instó a las transformaciones de la Iglesia Católica a la que advirtió del «peligro» que representa «una Iglesia autorreferencial, cerrada en su recinto. Hay que abrir las puertas para salir».
Agregó que «la novedad nos da siempre un poco de miedo, porque nos sentimos más seguros si tenemos todo bajo control. Y esto nos sucede también con Dios. Tenemos miedo a que Dios nos lleve por caminos nuevos, nos saque de nuestros horizontes con frecuencia limitados, cerrados, egoístas, para abrirnos a los suyos».
En la celebración tradicional del Pentecostés, el papa recordó que “el Espíritu Santo nos muestra el horizonte y nos impulsa a las periferias existenciales para anunciar la vida de Jesucristo. Preguntémonos si tenemos la tendencia a cerrarnos en nosotros mismos, en nuestro grupo, o si dejamos que el Espíritu Santo nos conduzca a la misión».
Fuente: VOA