Con la destitución de cuatro de los cinco cardenales de un comité de supervisión, el Pontífice continúa con su profunda reforma, que ahora toca directamente a la elite clerical financiera heredada por Benedicto XVI, su predecesor.
Francisco también designó a nuevos cardenales para reemplazar las vacantes. Solamente el cardenal Jean-Louis Tauran, de la comisión anterior, permaneció en el cargo.
Los cinco miembros del consejo supervisor del banco habían sido ratificados por Benedicto, unos días antes de anunciar su renuncia, por lo que Francisco prácticamente anuló el decreto.
El llamado oficialmente Instituto de Obas Religiosas, estuvo en la mira de todos cuando dos importantes gerentes del banco fueron investigados, además de la orden de detención de un contador del Vaticano, por acusaciones de conspirar para lavar unos $26 millones dólares en Italia procedentes de Suiza.
El contador está siendo juzgado en una ciudad de Roma.
Fuente: VOA