La estrategia de Responsabilidad Social de Banco Exterior: Mundo Sin Igual y la Fundación Una Mano Amiga (UMA) realizaron durante el pasado domingo El Comedor de la Esperanza, actividad que consiste en llevar alimentos, medicinas y ropa a personas en situación de calle.
A las diez de la mañana de un día de la semana, que por lo general suele ser dedicado al descanso, un grupo de voluntarios de Exterior abordó un autobús cargado de esperanza, sueños y provisiones con la finalidad de llevarle un plato de comida caliente (realizado por ellos mismos) a personas olvidadas e incluso rechazadas por la sociedad.
El Comedor de la Esperanza es una iniciativa realizada desde hace 14 años por la Fundación UMA, sus comienzos se remontan al deseo de un grupo de amigos de llevar ayuda a esos individuos que por diferentes razones, han tenido que tomar algún espacio de la calle como su hogar. En la actualidad la iniciativa se encuentra desplegada por varias regiones del país y con la ayuda de la empresa privada no solo hacen entrega de insumos, sino seguimiento a cada caso, con el fin de propiciar la reinserción a la cotidianidad y el buen vivir.
Para la Presidenta de UMA, Cherry Pérez, “es primordial que los venezolanos no seamos indiferentes ante este tipo de realidades”, por lo que agradeció a Banco Exterior la ayuda voluntaria ha ofrecido a la Fundación. “Es uno de nuestros principales aliados y a través de Mundo Sin Igual hemos logrado una excelente combinación para llevarle un poquitico de amor y tiempo a las personas que se encuentran en situación de calle”. Agregó que Exterior no solo les ha brindado apoyo con El Comedor de la Esperanza, sino con todas las actividades que en el presente realizan.
Caravana de alegría y esperanza
A bordo de un autobús y cuatro vehículos, los voluntarios de Mundo Sin Igual y UMA recorrieron zonas claves: Plaza Las Delicias, Avenida Solano, Boulevard de Sabana Grande, Plaza Venezuela, alrededores de Parque Carabobo, Bellas Artes y diferentes zonas del Río Guaire. Estos fueron algunos de los puntos donde el grupo descendió del transporte con un plato de comida caliente, ropa, medicinas, una sonrisa y la mejor disposición de escucharlos.
Baniz Briceño es Especialista de Negocios de Exterior, trabaja desde hace 3 años en la Institución Financiera y es la cuarta actividad de Mundo Sin Igual en la que participa. Señaló que la experiencia fue reconfortante, nutritiva en lo espiritual y de reflexión ante las vicisitudes de la vida. “Saber que hay personas que no tienen ni una comida diaria es un importante impulso para luchar contra esa realidad, por lo que uno debe replicar estas acciones, de manera que cada vez seamos más los que nos involucremos”. Agregó que el esfuerzo de levantarse un domingo a tempranas horas para cocinarle a personas desconocidas, se ve totalmente retribuido cuando observas la alegría con la que reciben los alimentos. “Le agradezco a Mundo Sin Igual por permitir sensibilizar a todos los trabajadores de nuestro banco. Tenemos que seguir haciendo que nuestro voluntariado crezca, para que podamos hacer cada vez más obras que puedan lograr cosas positivas en nuestra comunidad, ciudad y país”.
Historias que inspiran
Javier Carrasco es el Coordinador Nacional del Comedor de la Esperanza y su historia es bien particular, porque fue esta iniciativa que hoy representa la que le permitió abandonar las calles para ayudar a quienes compartieron los años más difíciles de su vida.
Desde temprana edad las drogas se convirtieron en un escape a sus problemas, por lo que conoció en carne propia el mundo fuera del resguardo de un hogar y una familia. No obstante, fue la Fundación UMA y su Presidente Alejandro Pérez, quienes le mostraron que era posible abandonar ese vicio y rehabilitarse de su adicción.
“Empieza a cambiar mi vida y a través de ese cambio descubro que mi vocación es servir y eso se logra con el Comedor de la Esperanza, no se trata de simplemente alimentar a alguien, se trata de tomarlos en cuenta y darles las herramientas para que vuelvan a la normalidad”. Afirmó sentirse halagado de poder sumar los esfuerzos del voluntariado de Mundo Sin Igual a esta noble causa. “Estoy sin palabras, le agradezco a Banco Exterior por contribuir a hacer esta labor. Lo mejor de todo es que lo hacen por deseo y no por obligación y eso se notó en las caras de cada voluntario que invirtió esfuerzo y tiempo en llevarle esperanza a todos los hermanos que hoy visitamos”.
Voluntarios de Mundo Sin Igual y UMA, invitaron a todos aquellos que deseen sumarse a esta actividad a hacerlo sin ningún temor, porque al final de la jornada no sólo se sentirán mejores personas, sino que habrán contribuido a cambiar los destinos de quienes lo necesitan.