Leonid Gankin: La guerra entre Rusia y Ucrania sería una pesadilla
Por Leonid Gankin *
En las horas posteriores al reconocimiento por parte de Moscú de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, los analistas se han esforzado por predecir cuáles serán las consecuencias para el país y para el mundo. Cortar prácticamente todos los lazos con Occidente y ver su economía paralizada por las sanciones aparentemente están en la agenda de Rusia. Pero para aquellos que pronostican un apocalipsis económico y político: relájense, nada de esa escala ha sucedido todavía. (NR: Unas horas antes)
En realidad, Moscú solo ha hecho un movimiento de sondeo, probando las aguas. Evidentemente habrá sanciones -y algunas ya han sido desveladas- pero difícilmente el “régimen de sanciones del infierno” que se ha prometido.
¿Porque? Bueno, Moscú todavía tiene una mano fuerte. Por un lado, las tropas rusas podrían trasladarse al Donbass. El contingente puede ser pequeño o grande, estacionado en cuarteles alrededor de Donetsk o Lugansk, o puede desplegarse en la línea de separación. ¿Y cómo reaccionaría ante un bombardeo desde Ucrania? Nadie lo sabe, y esa imprevisibilidad significa que los resultados aún están en juego.
Lo único claro es que el riesgo de un enfrentamiento directo entre las fuerzas rusas y ucranianas se dispara. ¿Y qué vendrá después? ¿Una guerra total entre Rusia y Ucrania? ¿La marcha sobre Kiev que el presidente estadounidense Joe Biden ha estado anticipando durante tanto tiempo?
Eso sería realmente una pesadilla, y Occidente debe tratar de evitar permitir que suceda o hacer que sea más probable a toda costa. Pero, ¿qué quedará por hacer si se agotan todas las sanciones posibles? Los principales argumentos y medidas de contención deben guardarse para más adelante.
Es probable que EE. UU. mantenga en reserva las sanciones verdaderamente severas: presionar el botón nuclear en términos económicos tendría que ser un último recurso en lugar de una salva inicial. Presentarlos en respuesta a la “agresión rusa” que Washington no ha podido evitar sería visto como otro fracaso de política exterior para la administración actual y para Biden personalmente, uno muy sensible. Más importante aún, tales sanciones, especialmente si están dirigidas al sector energético, también asestarían un duro golpe a la economía estadounidense.
Un aumento en los precios de la gasolina no es algo que el electorado apreciaría. Los demócratas recibirían una paliza en las elecciones intermedias de noviembre, sin mencionar las elecciones presidenciales de 2024.
Eso deja a EE. UU. y sus aliados con una opción: continuar hablando con Moscú, que ya ha demostrado que está decidido y dispuesto a llegar muy lejos en lo que respecta a las negociaciones. El diálogo sobre las garantías de seguridad europeas no solo continuará, sino que pronto cobrará una nueva vida. El gran juego continúa.
Publicado por RT.com el 23-02-2022