Las «Sombras chinescas» del régimen
Por Eduardo Martínez
Nos hemos olvidado de las “sombras chinescas” con el advenimiento de la revolución digital, que ha permitido inimaginables modalidades audiovisuales. Sin embargo, esta antigua modalidad expresa con bastante precisión la metodología aplicada en la política comunicacional, o hegemonía comunicacional, como le encantaba señalar al fallecido comandante, que aplica el régimen venezolano.
Para aquellos que no la conocen o recuerdan, las sombras chinescas “parten de un juego popular basado en un efecto óptico teatralizado que se consigue al interponer las manos u otros objetos entre una fuente de luz y una superficie clara (pantalla o velo), de manera que la posición y el movimiento de las manos proyecta sombras que representan figuras estáticas o en movimiento”.
Al ser realizado con las manos, estamos en presencia de un efecto de manipulación, en el cual destacan: una fuente posterior de luz, un velo o pantalla -entre las cuales se realiza la manipulación- y todo sucede en un cuarto oscuro en donde se encuentran quietos los espectadores.
En nuestro caso, Venezuela es ese cuarto oscuro en el cual se encuentran los venezolanos. Aquietados por la cotidianidad de hacer colas para todo, y vivir en la incertidumbre de qué comerán al día siguiente y, en el cuándo lograrán montarse en el vagón del metro, autobús o camioneta para llegar a sus casas, para luego conocer si habrá servicio de electricidad y agua. Lo que ocurre en medio de una oscuridad, no solo por la falta de electricidad, sino por el bloqueo comunicacional.
Esa conjunción de problemas, ha sido una gran innovación aportada por el régimen a la modalidad de las “sombras chinescas”, un avance teatral, donde la manipulación detrás del velo presenta una sombra de realidad que no existe.
Ni Joseph Goebbels, ministro de propgarnada de Hitler, lo hubiera hecho mejor en la Alemania Nazi. Un personaje que decía, que una mentira repetida mil veces … se transforma en verdad». Solo que para que sea verdad, se necesita que la mentira le llegue a la población. Lo cual es posible con las “sombras chinescas”.
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