Por Isabel Idarraga
Armando, dentro de sus actividades relacionadas con el mercado de la gastronomía, es invitado con frecuencia a conferencias relacionadas con esta materia. Uno de los temas que le gusta comunicar a quienes aspiran a ser emprendedores es la importancia de conseguir el compañero adecuado. Cree que el socio ideal no existe pues se trata de una ilusión con fuerte carga de subjetividad y sugiere enfocarse en la búsqueda del que sea apropiado.
Convertir en realidad una idea de negocio demanda un gran esfuerzo que al ser compartido incrementa las probabilidades de éxito. Cuando se unen dos o más emprendedores para crear una empresa, se divide el aporte de capital y las responsabilidades. Dos personas son capaces de generar más y mejores soluciones a un problema e, incluso, innovar en los procesos productivos. Además, pueden asumir tareas distintas de acuerdo a sus competencias.
No todo es color de rosa entre los socios y pueden llegar a situaciones conflictivas que afecten el curso del negocio por lo que es preciso que se analicen ciertos aspectos en el momento de establecer una sociedad. El compañero de emprendimiento debe tener experiencia profesional. Es fundamental tenerle confianza y conocer sus defectos, virtudes, valores, metas de vida y nivel de compromiso. Esta evaluación debe estar por encima del grado de amistad, nexo familiar o interés económico.
Los socios deben tener en cuenta que la luna de miel no dura para siempre. El dia a día trae consigo problemas, estrés y la obligación de tomar decisiones para las cuales no siempre habrá consenso. Antes de empezar a trabajar, deben definir sus funciones y establecerlas por escrito en el documento constitutivo de la empresa. Adicionalmente, deben estar de acuerdo en las características del bien o servicio que ofrecerán, su comercialización y la administración de la sociedad.
Saltarse estos pasos puede acarrear terribles consecuencias una vez que los socios no coincidan en su visión de las distintas áreas que conforman la organización. Un plan de negocios puede dirimir las diferencias que se presentan cuando uno de ellos, por ejemplo, quiere atender el mercado de exportación mientras el otro prefiere el mercado nacional. Y la consulta del documento constitutivo puede unificar criterios en cuanto al monto de dividendos a repartir al final del ejercicio fiscal.
Muchos de ustedes, comenta Argenis en una de sus intervenciones, esperan encontrar un socio ideal. La mala noticia es que no existe y la buena noticia es que si se hace correctamente la tarea de selección aumentan las probabilidades de asociarse con un profesional serio, interesado en trabajar para que el proyecto cumpla los objetivos planteados. A la hora de elegir un accionista para un emprendimiento, hay que tener presente los requerimientos básicos que este debe cumplir.
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