por Isabel Idárraga
César descubrió su vocación por la medicina cuando empezaba a estudiar bachillerato lo que lo motivó a sacar buenas notas para aumentar sus posibilidades de estudiar en una buena universidad, ganar una beca de postgrado y formar parte de la clínica de la familia. De sus padres aprendió a establecer metas pequeñas para mantener el entusiasmo en el camino a la más grande y acostumbra a celebrar sus pequeños triunfos porque le dan seguridad para persistir cuando el entorno se torna difícil.
La motivación es una energía que nos impulsa a permanecer en un estado de acción continua mientras nos acercamos a la realización de un objetivo. Es la voluntad para esforzarse en alcanzar un fin que satisfaga una necesidad como el trabajo de un tenista para mejorar su saque o el de alguien que ahorra con miras a abrir su propio negocio. Cuando una persona está motivada a algo considera que ese algo es necesario y se pone en movimiento para obtenerlo.
La motivación puede surgir desde el interior de las personas o nacer como consecuencia de un estímulo externo. La primera es más intensa porque se alimenta de un fuerte deseo de hacer, lograr o alcanzar como la ambición que acompañó a César en la vía para convertirse en un muy buen médico o la inspiración de unos padres para ser excelentes profesionales y obtener así ingresos suficientes para asegurar una mejor calidad de vida para sus hijos.
La motivación es el motor que, al funcionar bien, nos empuja al logro de los objetivos y puede verse afectada positiva o negativamente por factores como el grado de necesidad o deseo, las dificultades o facilidades que encontramos en el camino, los recursos con los que contamos para optimizar nuestras acciones y los sentimientos generados en el proceso. Podemos ver cómo algunas personas se amilanan ante un fracaso y otras, por el contrario, se crecen ante los reveses.
Es importante aprender a motivarnos para continuar en nuestro empeño por hacer realidad nuestros sueños. Para ello es primordial identificar claramente nuestros objetivos, los pasos a seguir y el esfuerzo que estamos determinados a hacer en función de los beneficios que nos traerá el logro de nuestras metas. Además, es fundamental mantener una actitud positiva así como la disposición para cumplir día a día con el plan que nos llevará al éxito.
César, al igual que sus padres, revisa periódicamente sus logros, disfruta y celebra los pequeños avances realizados en función de una meta importante, visualiza que cambios positivos traerá a su vida alcanzar lo que anhela y en la medida en que cumple con sus objetivos establece otros. Así se mantiene entusiasmado y con energía para seguir en movimiento. Cuando siente que pierde la motivación recuerda la sensación de satisfacción que ofrece el logro y esto enciende nuevamente su motor interno.
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