Isabel Idarraga: La jerarquización de las pólizas personales y familiares

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por: Isabel Idarraga

La conversación entre Raúl y Miguel gira en torno a lo que les dijo un compañero de clase en relación al orden que deben seguir las personas para contratar las distintas pólizas que protejan sus activos de distintos riesgos. Quieren saber más al respecto por lo que acuden a Juan, padre de Miguel, para que les explique con más detalle de que se trata todo esto. Quieren estar preparados para saber cómo actuar cuando les llegue el momento de asumir responsabilidades de adultos.

Dentro de la planificación financiera de una persona hay que considerar, además del ahorro y la creación de un fondo de emergencia, la adquisición de distintas pólizas que protejan sus activos de accidentes, robos, enfermedades o fenómenos de la naturaleza como inundaciones e incendios. Cuando se habla de pólizas, se consideran las de protección a personas, como salud y vida y las de protección a activos como bienes muebles e inmuebles y vehículos.

La póliza de salud es la primera que debe obtener una persona para contar con el respaldo financiero que una enfermedad o accidente pueda exigir. El costo de los servicios médicos, cada día más elevados, puede poner en riesgo el patrimonio personal o familiar si no se goza con un buen resguardo por lo que un jefe de hogar responsable ha de procurar que todas las personas que dependan de él posean la mejor póliza de salud que sus ingresos le permitan alcanzar.

 En segundo lugar, el jefe de familia o mayor proveedor de ingresos debe tener una póliza de vida que permita que, ante su muerte,  sus dependientes cuenten con recursos financieros para cubrir las necesidades de alimentación, vivienda, salud, educación y recreación, además de dinero para pagos de impuestos de sucesión. Por otra parte, una póliza de incapacidad proveerá ingresos en caso de que una enfermedad o accidente le impidan seguir desempeñando una actividad profesional.

Una vez protegidas las personas del grupo familiar, tanto los que generan ingresos como los hijos y otros dependientes,  es el turno de proteger los activos que conforman el patrimonio familiar. Dentro de este rubro se encuentran la vivienda, los equipos de trabajo y los vehículos. También deben asegurarse bienes valiosos como obras de arte, joyas, muebles de diseño y otros artículos cuya pérdida ocasione un impacto negativo en el patrimonio familiar.

Ahora entiendo, comenta Raúl, hay que proteger primero a las personas, los padres que trabajan y quienes dependen de ellos como los hijos, abuelos y tíos. Solo después de adquirir las pólizas de salud y vida se aseguran los bienes muebles e inmuebles. Miguel agrega: al asegurar los activos, se debe empezar por los que más valor aportan al patrimonio. En algunos casos serán herramientas de trabajo como el taller mecánico que sirve de sustento a la familia. Luego será el turno de la vivienda y los vehículos.

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