Francisco Contreras: Los malos augurios de la economía en Venezuela

Por Francisco Contreras

DE LA SENSATEZ A LA MALA POLÍTICA

Hay un mal preludio para este año 2022 porque se han desaprovechado las oportunidades de una moderación de las sanciones que pesan sobre el país, porque se está recurriendo de nuevo a la emisión irresponsable de dinero, porque se intensifica la asfixia regulatoria mediante el impuesto a las grandes transacciones financieras (IGTF) y la elevación de los costos de transacción en notarias y registros, y por último, porque se está incitando de nuevo la animadversión entre los trabajadores y los emprendedores

Francisco José Contreras Márquez

La anti economía

La gobernanza fundada en la anti economía en Venezuela

Hay un mal preludio para este año 2022 porque se han desaprovechado las oportunidades de una moderación de las sanciones que pesan sobre el país, porque se está recurriendo de nuevo a la emisión irresponsable de dinero, porque se intensifica la asfixia regulatoria mediante el impuesto a las grandes transacciones financieras (IGTF) y la elevación de los costos de transacción en notarias y registros, y por último, porque se está incitando de nuevo la animadversión entre los trabajadores y los emprendedores.

Precisiones metodológicas previas

En nuestra perspectiva la enseñanza de la economía tiene por propósito el bien común no la suscripción de escuelas de pensamiento como si fueran movimientos políticos, religión o ideología. En nuestro país es tendencia mayoritaria asumir nuestra disciplina como ideología o dogma. No aspiramos develar la superioridad de la ciencia económica a partir de esos criterios, pues dependiendo del contexto las creaciones derivadas de los clásicos, neoclásicos, marxistas, keynesianos o como se desee encuadrar el pensamiento pueden explicar y dar respuestas a problemas sociales, del individuo o de las organizaciones. La caja de herramientas del economista es extensiva, las teorías se formulan para la explicación y atención de problemas sujetos a criterios de demarcación, experimentación o deliberación acordada, susceptibles de refutación.

La leve recuperación de la economía venezolana desde los tiempos de la escasez extrema (2016-2021) con hiperinflación guardó relación con la moderación de la emisión irresponsable de dinero, la “dolarización”, la liberación parcial de los controles de precios y el aumento de la producción y del precio del petróleo. Entre febrero de 2020 y diciembre de 2021, las remuneraciones en el sector formal privado y los ingresos de quienes pertenecen al sector informal mejoraron unas cinco veces y el crecimiento del sector agrícola promedió 2,6% por año. Para nada esto significa que el país haya alcanzado los niveles de bienestar de otros tiempos y mucho menos que se haya superado la precariedad socioeconómica en la cual convivimos ni que la mayoría de los servidores públicos haya dejado su sufrida condición laboral.

Hemos sostenido que ese extravío económico de la esperanza es producto de varios factores, el primero, la asfixia regulatoria que promueve la extracción de rentas desde quienes agregan valor produciendo hacia quienes poseen poder discrecional e información privilegiada para incidir a voluntad sobre los actos fundamentales de la vida civil o económica, esta condición define un reparto de valor entre gobernantes y aliados de ocasión en detrimento de la mayoría. Un segundo factor, en países con fragilidad institucional, tiene su origen en la intencionalidad populista-iliberal de quienes aspiran perpetuarse en poder países mediante la erosión de la confianza en las instituciones públicas, privadas y hacia todos los demás que piensen diferente. El logro de este propósito alcanza su plenitud con la quiebra moral y la postración social de la gente.

Coyuntura reciente: la anti economía

La posibilidad de contención de la tendencia a la “dolarización” por la vía del impuesto a las grandes transacciones financieras (IGTF) solo es sostenible si se mantiene un flujo suficiente de reservas internacionales netas (RIN), en caso contrario la emisión de dinero se transformará en inflación y si esta supera el 3% mensual el público optará por pagar el IGTF y evitar la pérdida mayor por erosión del poder adquisitivo. Una “dolarización” con expectativas inflacionarias puede revertir la leve recuperación económica que ha tenido el país durante los últimos dos años.

La incitación por parte del gobierno de revisar las convenciones laborales puede sustituir la cultura de mejora sobre la base de compartir el éxito de la empresa con productividad por el populismo sindical que asume como contradictoria la relación obrero-patronal. Hay que tener en consideración que cualquier aumento de sueldos y salarios, que no esté sustentado en una expectativa real de aumento de la producción de bienes y servicios es de manera concluyente inflacionario y perjudica a los más vulnerables que no poseen la capacidad para reponer de manera instantánea y recurrente los daños originados por la inflación. La única forma de aumentar el poder adquisitivo de la gente es produciendo más con crecimiento económico, pues no se puede repartir lo que no existe.

Bajo el “mainstream” populista-iliberal no hay lugar para la ciencia. La ciencia es incompatible con la tergiversación deliberada de la realidad, la relativización de la verdad y generación consciente o voluntaria de incertidumbre mediante la manipulación de las emociones.

La emisión orgánica e irresponsable de dinero: 1999- agosto 2016

En esos períodos la observación de los datos sobre la emisión de dinero, el riesgo soberano, las reservas internacionales netas y la inflación nos lleva a concluir que la emisión de dinero se hace irresponsable cuando se acompaña con la pérdida de confianza en las condiciones económicas del país y puede ser orgánica si cuenta con el respaldo de reservas internacionales netas o inorgánica cuando no cuenta con ella.

En ese mundo de desconfianza y extracción de rentas, mientras hubo prosperidad petrolera (1999-agosto 2016), el uso de esos recursos se monetizó en mal gasto público y en una gran proporción se fugó del país. La emisión de dinero fue “orgánica” porque tenía respaldo parcial en la renta petrolera, pero fue irresponsable porque se conocía que en un contexto de asfixia regulatoria quien los poseyera se los llevaría del país.

La emisión inorgánica e irresponsable de dinero: septiembre 2016 – noviembre 2019

Cuando las fuentes reales de poder adquisitivo externo se agotaron y se mantiene la emisión irresponsable se hace tambié “inorgánica” pues está desprovista de cualquier respaldo (septiembre 2016 – noviembre 2019). Son los tiempos en los cuales simultáneamente conviven de modo intermitente la hiperinflación y la depresión económica más largas en la historia de demolición de una nación. Hay un cambio en el mecanismo de transmisión monetaria de la inflación, aparece de manera más evidente la relación entre las tasas de canje (Bs/$USD), la emisión irresponsable de dinero, la insuficiencia estructural de reservas internacionales y la inflación.

De modo que la desconfianza inducida por asfixia regulatoria con la intencionalidad de perpetuarse en el poder nos ofrece la certeza del como interactúa la emisión de dinero y el comportamiento del tipo de cambio.

Moderación de la emisión irresponsable de dinero: diciembre 2019 – enero 2022

En la estrategia gubernamental hace su aparición una “dolarización” imperfecta con una alineación entre el mercado oficial de divisas y el llamado paralelo. En la medida que la emisión de dinero se desaceleró el mecanismo de transmisión con base en la emisión irresponsable se alivió con un mayor suministro de reservas internacionales. Es el lapso durante el cual se supera el estado hiperinflacionario y se aviene la inflación galopante.

La amenaza del retorno de la emisión irresponsable de dinero

Durante el mes de abril registró un aumento de la emisión de dinero de 45,9 %. La insuficiente generación de reservas internacionales puede limitar esa capacidad de emisión de dinero con respaldo y tendríamos un escenario de deterioro del tipo de cambio y un aumento de la presión inflacionaria. Sirve la ocasión para recordar que para el año 2019 la emisión promedió 46,4 % mensual hasta caer a un ritmo de 15 % durante el año 2021, de hecho, eso permitió salir del estado hiperinflacionario.

@fjcontre35

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