FAO declara Año Internacional de los Bosques

Spread the love
Millones de personas dependen de los bosques para obtener agua, alimentos, aire puro y vivienda

Los millones de personas que dependen de los bosques desempeñan un papel vital en su gestión, conservación y desarrollo sostenible en todo el mundo, pero se subestima su derecho a usar los recursos forestales locales y a obtener beneficio de ellos, según el último informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación-FAO Situación de los bosques del mundo (SOFO, por sus siglas en inglés) lanzado este miércoles en Nueva York en la ceremonia de inauguración del Año Internacional de los Bosques que promueve Naciones Unidas.

«Lo que necesitamos durante el Año Internacional de los Bosques es poner énfasis en la conexión entre la gente y los bosques, y los beneficio que pueden devengarse cuando los bosques son gestionados por la población local en formas sostenibles e innovadoras», aseguró Eduardo Rojas, Director General Adjunto de la FAO para Bosques.

Hacia una economía más «verde»
El aumento del interés en la sostenibilidad social y ambiental presenta una oportunidad excepcional para que la industria forestal se renueve y reestructure, siendo capaz de responder a las demandas del siglo XXI y cambiando así la opinión generalmente negativa que tienen los consumidores de los productos madereros, ya que a menudo se sienten culpables al utilizarlos pues piensan que no es ético talar árboles.
El informe subraya que, por el contrario, la industria forestal constituye una parte importante de una economía más «verde» y que los productos madereros tienen cualidades ambientales que pueden ser apreciadas por la gente. La madera y los productos derivados, al tratarse de materias naturales, proceden de recursos renovables que almacenan carbono y que tienen un potencial elevado para ser reciclados.
La industria forestal responde a las numerosas inquietudes sobre cuestiones sociales y ambientales mejorando la sostenibilidad del uso de recursos, utilizando más materiales de desecho para elaborar productos, incrementando la eficiencia energética y reduciendo las emisiones.
Por ejemplo, el 37 por ciento de la producción forestal total en 2010 procedía del papel reciclado, desechos de la madera y de fibras no madereras, y se cree que este porcentaje crecerá hasta un 45 por ciento en 2030, en gran parte originado en China e India.
Es más, los productos madereros más sólidos, como la madera aserrada y el contrachapado, se producen con un uso de energía relativamente reducido. Ello resulta en que su producción y uso dejan una baja «huella de carbono», que mejora aún más por el hecho de que el carbono se acumula en los productos madereros. La producción de pulpa y de papel hace un uso más intensivo de energía, pero está siendo sometida a una presión creciente para reducir esta intensidad y sus emisiones de carbono, adoptando tecnologías mejoradas y el comercio de derechos de emisión de gases de efecto invernadero.
Muchos gobiernos consideran que la industria forestal tiene un gran potencial para promover una economía mas «verde», incluyendo el uso de la bioenergía, las actividades de promoción de la madera y nuevos productos y biomateriales basados en la madera. Muchos países desarrollados han aumentado su apoyo para el desarrollo de industrias forestales en los últimos años.

REDD+ necesita hacer frente a los problemas locales
El informe de la FAO subraya además la necesidad urgente de actuar para proteger los valores de los bosques que sostienen los medios de vida locales frente al cambio climático.
Las recientes decisiones tomadas en Cancún (México) en diciembre de 2010 sobre REDD+ deberían estar en línea con una amplia reforma de la gobernanza de los bosques y permitir la participación de la población indígena y las comunidades locales. Según los expertos, sus derechos deben ser respetados en las actividades y estrategias nacionales de REDD+ (NdR: Programa de la ONU para la reducción de las emisiones ocasionadas por la deforestación y la degradación de los bosques en los países en desarrollo).
Los países necesitarán adoptar la legislación adecuada para clarificar la cuestión de los derechos de carbono y asegurar una distribución equitativa de los costes y beneficios asociados a los programas REDD+.

Las estrategias de adaptación no están valoradas
Mientras que las actividades de mitigación de los bosques de REDD+ atraen mucha atención y fondos, el papel de los bosques en la adaptación al cambio climático es crucial pero a menudo está infravalorado por parte de los gobiernos. El informe insiste en la importante contribución de los bosques para la consecución de las estrategias nacionales de adaptación.
Las medidas forestales pueden reducir el impacto del cambio climático en los ecosistemas y sectores sociales más vulnerables. Por ejemplo, frenar la tala de manglares (se calcula que una quinta parte de su superficie se ha perdido a nivel mundial desde 1980), ayudaría a proteger las costas de las cada vez más frecuentes tormentas y tsunamis.
Plantar bosques y árboles para la protección ambiental y la obtención de ingresos puede ayudar a la población pobre en los países áridos a ser menos propensos a las sequías. Entre los ejemplos de medidas de adaptación en los países en desarrollo se pueden incluir los programas de desarrollo y conservación de manglares en Bangladesh, la lucha contra los incendios forestales en Samoa y los programas de reforestación en Haití.

El informe destaca que los vínculos estrechos entre los bosques, los medios de vida rurales y la estabilidad ambiental ponen de relieve la necesidad de un importante apoyo financiero para las medidas de adaptación.

«Sin la debida atención a las cuestiones a nivel local, existe el riesgo de deterioro de las formas de vida tradicionales y se amenaza a algunos de los bosques con mayor diversidad biológica y mayor importancia ambiental en el mundo», se advierte.

Fuente: FAO

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *