
Por Eduardo Martínez
Las señales son inequívocas. La figura de Hugo Chávez se va desvaneciendo en los protocolos oficiales. Al igual que el ideario de Simón Bolívar, que quedó para citas vacías en los discursos, los “ojitos” de Chávez se muestran desteñidos en las paredes de los edificios de la Misión Vivienda.
Este miércoles, Nicolás Maduro aprovechó el anuncio de la construcción de 309 ciudades comunales, para conmemorar el noveno aniversario del que se llamó el “Golpe de timón”. No es primera vez que lo hace. Aunque cada aniversario lo condimenta con algo de sus propias recetas.
En esta ocasión, la celebración pudiera ser una premonición de lo que orientará las acciones del régimen en los próximos meses. Para una manera de hacer las cosas ya vista, tanto en la gestión de Chávez como en los régimes de origen marxista, se utilizan los títulos y denominaciones de las ideas y planes, pero se cambia a conveniencia su contenido.
A medida que pasa el tiempo, las más lejana fechas se confuden o juntan. Es así que si bien el discurso de Chávez del 2012 fue un 20 de octubre, y Maduro no fue designado el heredero hasta diciembre, utilizar el Golpe de Timón daría la idea que ese golpe se produjo desde que Maduro asumió la presidencia.
Por ello no es de extrañar, que junto con este recuerdo del día de ayer, se vaya disminuyendo la figura de Chávez en toda la parafernalia gubernamental. En efecto, en las vallas y carteles de la propaganda oficial, ya la figura de Chávez son solo razgos, cada vez más oscuros y difusos, que se pierden en el culto a la personalidad del nuevo timonel.
PD: Solo la dirigencia disidente del chavismo, como es el caso de Rafael Ramírez, en los últimos meses ha asumido la figura de Chávez con toda la iluminación y colores de los mejores tiempos.
editor@eastwebside.com