Editorial: ¿Segunda ola, tercera ola o maremoto?

real politik de jode bidenLas cuentas del gobierno del presidente Nicolás Maduro siempre son extrañas. Nunca cuadran en la percepción que tienen los venezolanos, que más que observadores, son sobrevivientes de esos números que nos presentan en cómodas cuotas vespertinas en Venezolana de Televisión.

La primera consideración, entre tantas que se pueden tener, es que si estamos en presencia de la segunda o la tercera ola de contagios del Covid-19. La primera ola, la tenemos clara. Surgió cuando se adoptaron las primeras restricciones de cuarentena a finales de marzo del 2020.

En estos momentos, cuando en todo el mundo se está combatiendo la tercera ola, en Venezuela no sabemos dónde estamos parados. Aunque si nos asomamos a las ventanas o balcones de nuestras residencias, podemos contabilizar cifras sorprendentes de fallecidos, al punto que ya no contamos los contagios.

Sin embargo, la situación tiene rasgos de un “maremoto” o tsunami, término impuesto en los últimos años. Lo que está ocurriendo no es una ola. Es un maremoto que pega fuertemente y se lleva todo.

Las condiciones están dadas para que lo que ocurre no sea de otra forma.

La primera condición es el hambre a la que ha estado sometida la población. Según Caritas, y otras organizaciones humanitarias, el venezolano –en los dos años previos a la pandemia- perdió 10 kilogramos de peso en “promedio”. Ese fue el primer embate de la ola del hambre.

La segunda condición, que ocurrió en paralelo, fue la escasez de medicinas y posteriormente su carestía. Primero no las había. Luego no había con qué pagarlas.

La tercera condición, el sistema de salud estaba colapsando por las más variadas causas. La infraestructura hospitalaria, así como los distintos niveles de atención médica, estaban poco a poco cerrando.

Cuando llega la pandemia, el venezolano promedio no estaba en condiciones de enfrentar físicamente los ataques del virus. Por una parte, estaba debilitado por la desnutrición. Por otra parte, sus patologías estaban debilitando simultáneamente su organismo, por no ingerir los medicamentos para tener su sistema inmunológico reforzado. Y finalmente, si se enfermaba en términos de gravedad, no había quien ni donde atenderlos.

Cuando en el año 2020 comienza a llegar el virus, el gobierno trancó -todo lo que le faltaba trancar- para recluir a los venezolanos en sus casas. Ya nadie venía a Venezuela, ni por turismo ni por negocios. Esa primera ola, parecía que se estaba enfrentando y parecía dar resultados según la propaganda oficial.

Ahora en el 2021, cuando parece que el virus llegó para quedarse, no existe un plan de vacunación. El gobierno no ayuda, ni permiten que le ayuden. El maremoto arrasa con la gente ¿Para qué discutir si es la tercera o segunda ola?

Eduardo Martínez

Editor

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