www.economiavenezolana.com

El asalto a Su Eminencia Baltazar Cardenal Porras, en la parroquia Macarao de Caracas, es una escalada del anticlericalismo que asoma en Latinoamérica. Con mayor énfasis, en los países gobernados por la izquierda filocomunista.

Si bien no es nuevo este tipo de violencia, en Venezuela no había pasado más allá de los insultos y las amenazas. Lamentablemente, con este robo se cruzó la línea del respeto a las creencias y valores de la mayoritaria comunidad religiosa venezolana.

Deben estar preocupados, muy preocupados, los representantes de las otras confesiones que hacen vida en Venezuela. Seguramente, porque entienden que “el que puede lo más, puede lo menos”. Obviamente ellos están en la fila de probables y futuras agresiones.

Resalta en este suceso: 1) que Su Eminencia Cardenal Porras se desplazaba en un vehículo de la parroquia de la zona, por lo que se conocía quienes viajaban como pasajeros en ese vehículo; 2) asistiría a un evento ampliamente promovido en la comunidad; y, 3) transportaba, aparte de los ornamentos litúrgicos, los sellos oficiales de la Arquidiócesis de Caracas. Todos objetos que fueron robados.

No es la primera vez, en estos tiempos, que nos topamos con una peculiar relación entre los métodos y objetivos de la izquierda gobernante, con el accionar de las bandas y el hampa común. Lo que nos lleva a estar frente a la concesión de una presunta “Licencia para robar”.

Sin embargo, Su Eminencia Baltazar Cardenal Porras tuvo a bien atribuir el hecho “a la inequidad y a las crecientes necesidades en nuestro país”. Además de pedir a la ciudadanía “estar alerta sobre cualquier documento de dudosa procedencia con los sellos de la Arquidiócesis de Caracas”. Lo que también pudiera haber sido otro objetivo del asalto.

Eduardo Martínez, editor

editor@eastwebside.com