Desde finales de marzo se libran combates en el estado Apure. Fuerzas irregulares se dieron a la tarea de atacar posiciones militares venezolanas en ese estado llanero. Sin un parte oficial, las informaciones llegaron graneadamente a la ciudad de Caracas por las redes sociales. Reportaron instalaciones atacadas, soldados venezolanos fallecidos y un número mayor de heridos. En cuanto a los irregulares, en ese primer momento se desconocía con exactitud a que organización rebelde pertenecían.
Para el primero de abril, podemos citar como referencia, el portal cronica.uno informaba que había ocurrido una emboscada guerrillera en el Ripial, con “un muerto y seis heridos de gravedad”.
Haciendo un recuento de los enfrentamientos, crónica.uno afirmó que el 25 de marzo habían ocurrido cinco bajas, y que en otro enfrentamiento del 21 de marzo, habrían ocurrido tres militares venezolanos y un irregular.
En la misma nota del portal, se reportó que habían sido detenidos por fuerzas militares venezolanas, dos periodistas y dos activistas de Fundaredes.
Del lado colombiano, se alertó de inmediato que en Apure ocurrían bombardeos y que a territorio colombiano comenzaba a llegar habitantes. Había comenzado el éxodo de refugiados. Y con los refugiados, se empezaban a conocer espantosos relatos de civiles, que ya se contabilizaban como “sobrevivientes” de los ataques de las fuerzas regulares venezolanas. Ya la zona es un teatro de operaciones de guerra con todas sus consecuencias.
En Caracas, los mandos militares y el alto gobierno siguen sin informar a los venezolanos. Es confuso lo poco que han dicho. Es grave, lo que se desprende de los análisis que pueden hacerse.
Entre otras menudencias, que no son tales por su gravedad, el régimen en Caracas ha solicitado a la ONU que intervenga y/o ayude para desmontar las minas que los irregulares han sembrado en territorio patrio. También se supo, si es que es verdad, que se trataría de fuerzas irregulares de una facción de las FARC que no se acogió al acuerdo de paz. ¿?. Por otra parte, se habla de una negociación con las partes en conflicto. Y versiones más complicadas, han señalado que se trataría de una pelea entre narco bandas por posesión del terreno.
Mientras sigue la confusión, y el conflicto ya pasa de los 30 días, siguen cayendo oficiales y tropa de las fuerzas militares venezolanas. Sin contar un número no conocido de helicópteros, blindados y transporte que han quedado inutilizados en campos minados y emboscadas.
Nadie objeta que fuerzas regulares venezolanas actúen contra invasores irregulares, para retomar los espacios territoriales. Lo que se ve con aprehensión es que se haya esperado 21 años para hacerlo.
Nuestra solidaridad con los efectivos venezolanos caídos, y sus familiares. Un efectivo militar venezolano caído, es un hermano nuestro. Aunque no lo conozcamos, los lloramos.
Eduardo Martínez
Editor
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