Por Eduardo Martínez
La multidimensionalidad de la política obliga a que se tenga que correr simultáneamente en varias pistas y en varios niveles. Es como jugar un Sudoku tridimensional. No es fácil. Pero hay que estar presto a hacerlo si se quiere ganar.
En las últimas semanas en Venezuela, hemos estado encharcados en discutir y opinar sobre unos pocos temas: inhabilitación, fecha de elecciones y hasta la contienda electoral Biden versus Trump en los Estados Unidos.
Mientras los anteriores debates se suscitan, la economía sigue enredándose. Lo que tendrá un impacto negativo e inmediato sobre los venezolanos. Habrá que abrirles nuevos huecos a las correas para que no se caigan los pantalones.
Si revisamos los resultados de las encuestas que se vienen difundiendo, encontraremos dos importantes cifras que dibujan sin ambigüedades la principal preocupación de los venezolanos. De una manera que deja lugar a dudas, el 89,3% de los venezolanos opinan -abrumadoramente- que la situación económica es Mala o Muy Mala. En tanto, el 80,5% siente que la crisis económica es su mayor problema para alcanzar su calidad de vida.
Apoyando esta percepción de los venezolanos, el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF) estimó que la inflación en el mes de enero (2024) fue del +4,2%, lo que proyecta una inflación interanual del 121%.
En otro estudio, el OVF estimó que la economía venezolana se contrajo -1,2% en el año 2023, con la mala tendencia que si bien la actividad económica creció en el tercer trimestre, en el cuarto trimestre creció a menos de la mitad de lo que creció en el tercer trimestre. Es decir, viene bajando.
Estos resultados se explican, según el OVF, “por una caída en el gasto real del consumo”, reflejado “en una retracción de a recaudación real del IVA y por una contracción real del gasto del gobierno”.
Es decir, los venezolanos y el gobierno están consumiendo menos. En el caso de los venezolanos, no están comprando porque sus ingresos están mermando, y con la combinación de la inflación (más del 100%) y la devaluación, no tienen el dinero que necesitan para comprar lo que quieren comprar.
Esta situación la podemos resumir en una simple oración: “Cuando nos metemos la mano en el bolsillo a la hora de pagar, no tenemos los reales”, como consecuencia, consumimos menos.
En este punto del análisis debemos preguntarnos ¿qué es lo primero que debemos atender? ¿qué es lo que debemos tener como prioridad? ¿qué es lo más importante? ¿qué es lo que debe ser el centro de nuestras discusiones?
Partiendo de lo más importante, que es la situación económica, tenemos que aterrizar en lo que debemos hacer para cambiar esa situación.
Los venezolanos (90,1%) -según las encuestas- también perciben que “las cosas en este país van en una dirección equivocada”; y un 81,3% cree que Maduro debe salir en el 2024.
Esas respuestas mayoritarias de los venezolanos nos señalan que la prioridad política es propiciar un cambio de rumbo, de liderazgo en el país, y en la manera de hacer las cosas.
Entre lo económico y lo político ¿cuál es la prioridad?
Aunque la respuesta a esta pregunta es fácil decirla: “ambos temas son la prioridad”, en la práctica la conjunción de ambos no es fácil en la práctica.
Son dos aspectos que debemos llevarlos aparejados. Sin un cambio político, no hay manera de cambiar el rumbo del país que nos lleve a un cambio de la situación económica. Sin cambio económico no llegará finalmente el cambio social hacia el bienestar que los venezolanos requieren.
Y es allí en donde empieza a aparecer la multidimensionalidad. Tenemos varias prioridades.
@ermartinezd