¿Un poema de amor?, el tercer libro de Carmelo Chillida fue presentado en Caracas. Igor Barreto, Luis Enrique Belmonte, Oscar Marcano, entre otros, acompañaron al poeta.
Mucho se ha escrito sobre el amor, con amor, para el amor, dedicado al amor. Desde el amor. El amor es una fuerza, una emoción, una fuente inagotable de energía. Y es de nuevo excusa y principio para un poemario, sólo que con la mirada única de quien lo canta. Carmelo Chillida se interroga si lo que está en las páginas de su reciente creación es un poema de amor.
-¿Cómo defines esta obra?
-Es antipoesía o poesía testimonial. Testimonial porque es muy autobiográfica y antipoesía porque los temas y la forma no siguen las convenciones poéticas al uso. Los temas son más cotidianos y la forma de expresión es más directa en relación con las convenciones poéticas, es decir, “las reglas no escritas de la poesía”, que dice Cadenas.
No está mal la definición que da wikipedia: la antipoesía es un género afín a la poesía…

-El aspecto musical me parece esencial en la poesía porque el ritmo de un poema contribuye a generar o reforzar la emoción que despierta el sentido de las palabras, todo está unido. Por eso quizás la antipoesía no sea más que una reacción contra la poesía desde la poesía, lo cual ocurre periódicamente en todas las artes.
En la hechura de los versos hay rimas escondidas, hay juegos de sonidos, aliteraciones y otros recursos formales que pertenecen a la tradición poética pero que están usados de una manera distinta; sin embargo, todo va a dar a la tradición.
Cuando estoy escribiendo no pienso en la poesía, estoy demasiado ocupado trabajando verso por verso, es decir el ritmo, palabra con palabra, sonido con sonido. Esta forma de trabajo tiene mucho de artesanal.
-¿Y dónde queda lo antipoético?
-Sobre todo en el uso del lenguaje que busca acercarse lo más posible al habla de todos los días y en la escogencia de los temas, que no se detiene a preguntarse si un tema es apropiado o no para escribir un poema.
Lo que ocurre es que con el tiempo el arte o la literatura o la poesía se van alejando de la realidad real, se van petrificando hasta que ya sus formas no le sirven al artista para expresarse, entonces este tiene que buscar nuevas formas. Lo original no es un capricho, responde a una profunda necesidad expresiva.
-No, para eso hace falta una larga formación y se comienza por leer mucho y esto lo lleva a uno de manera natural a escribir, pero como con cualquier otro oficio hay que aprender sus rudimentos.
-¿Quién es tu poeta preferido?
-La polaca Wislawa Szymborska, porque es capaz de unir en sus poemas lo que en toda la historia occidental desde Platón ha estado desunido: el cuerpo y el alma, la emoción y la razón, la filosofía y la poesía, y ella logra unir todo eso en poemas nada rebuscados gracias a su sentido del humor.
-¿No está reñida la poesía con el humor, no es más trágica o dramática o solemne…?
-Lamentablemente la tradición central de la poesía y de toda la literatura occidental ha estado como reñida con el humor; sin embargo, éste salta acá y allá para nuestro bien. Cervantes tiene mucho sentido del humor, Thomas Mann también, igualmente Chejov. El humor es un antídoto contra la solemnidad, parece que hace mucho olvidamos que la otra cara de la tragedia es la comedia.
-Por qué un poema de amor, si el amor es cursi. ¿Te parece cursi?
-El amor no es cursi, lo cursi es la mala poesía amorosa, llena de adjetivos predecibles, comparaciones de manual, puro ripio, en fin, post-romántico; sin embargo, el que vea bien el título del libro notará que está entre signos de interrogación, lo cual ya nos pone sobreaviso acerca de una mirada irónica del autor con respecto al amor.
-Y qué tiene de malo lo cursi, lo amoroso, ¿de eso no está hecho el mundo?
-Una cosa es el amor y otra la cursilería, aunque a veces se toquen. El amor es a la vez más superficial y más profundo… “El amor mueve al Sol y las otras estrellas”, así cierra Dante la Divina Comedia, creo que no se puede decir nada mejor sobre el amor.