Beatriz Pineda: “El Gato con Botas” – un ejemplo de Resiliencia

Hay que valorar a las personas para que recuperen el ánimo.

Antonio Damacio

Por Beatriz Pineda Sansone

«El Gato con Botas» es un cuento clásico recogido por Charles Perrault en 1697, que nos enseña valiosas lecciones y puede ser considerado como un ejemplo de resiliencia. A lo largo de la historia, el protagonista, un gato sagaz y valiente, se enfrenta a diversos desafíos y obstáculos que supera con ingenio y determinación. La historia nos muestra que es posible superar las dificultades y alcanzar nuestras metas si tenemos perseverancia, astucia, confianza en nosotros mismos y amigos que nos apoyan.

Algunos ejemplos de resiliencia en la historia:

  1. El valor de la emoción que desencadena la acción: el cuento da inicio con la historia de un viejo molinero que tenía tres hijos. Al morir, repartió sus bienes entre ellos: al mayor le dejó el molino, al mediano el burro y al menor, solo un gato.

El hijo menor se lamentaba de su mala suerte, pensando que un gato no le sería de mucha utilidad. Pero el felino, astuto y hablador, le dijo:

«No te aflijas, amo. Creo que puedo serte más útil de lo que piensas y muy pronto te lo demostraré. Dame una bolsa, un abrigo elegante y unas botas de mi talla, y verás cómo tu herencia no es tan despreciable como crees».

Y a partir de entonces el menosprecio que sintió el gato, por parte de su amo, fue la palanca de sus futuras acciones.

2. Superar la adversidad: el Gato con Botas se enfrenta a la pobreza y la falta de recursos al inicio de la historia. Sin embargo, no se rinde y utiliza su artificio para encontrar una solución. Era un hábil cazador y atrapó un par de conejos.

3. Adaptarse al cambio: el Gato se adapta a las diferentes situaciones que se le presentan. Por ejemplo, finge ser un noble para impresionar al Rey y conseguir la mano de la Princesa para su amo. Con este propósito en mente, cada semana, acude al palacio para entregarle al rey presentes -patatas, perdices, y flores- de parte del supuesto Marqués de Carabás -su amo-.

4. Superar obstáculos: el Gato se enfrenta al Ogro, a través de su astucia y valentía. Y logra apoderarse de su bello palacio para su amo.

5. Encontrar nuevas soluciones: el Gato utiliza su creatividad e ingenio para encontrar soluciones a los problemas que se le presentan. Por ejemplo, utiliza las botas mágicas para engañar a los demás personajes que trabajaban las tierras.

6. Salir fortalecido: Al final de la historia, el Gato con Botas ha conseguido un nuevo hogar, una posición social y un futuro prometedor para él y su amo.

Además de estos ejemplos, la historia también nos enseña otras lecciones sobre la resiliencia:

. La importancia de la perseverancia: el Gato con Botas nunca se rinde, incluso cuando las cosas se ponen difíciles.

. El valor de la astucia: el Gato utiliza su inteligencia para superar a sus oponentes.

. La importancia de la confianza en uno mismo: el Gato con Botas confía en sus habilidades para lograr sus objetivos.

. El valor de la amistad: este cuento es un buen ejemplo del apoyo mutuo entre el gato y su amo para superar los desafíos.

Esta historia puede ayudar al lector a comprender la visión monista del ser humano, en la que la mente y el cuerpo son dos aspectos de una misma realidad. Esta visión se basa en la idea de que la mente no es una entidad separada del cuerpo, sino que es una propiedad del cerebro. En su obra “El error de Descartes”, Antonio Domacio presente distintos argumentos a favor del monismo como la unidad del yo, la interacción entre la mente y el cuerpo.

Argumenta que el monismo puede ayudarnos a comprender mejor la naturaleza del ser humano. Mente y cuerpo están interconectados. Así, las emociones pueden desencadenar acciones y las acciones pueden influir en las emociones.

Las emociones son estados mentales que tienen un impacto en nuestro cuerpo. Por ejemplo, cuando sentimos miedo, nuestro corazón late más rápido, nuestra respiración se acelera y nuestros músculos se tensan. Estos cambios físicos nos preparan para actuar, ya sea para luchar o para huir.

Si sentimos ira, podemos gritar o golpear algo; si sentimos tristeza, podemos llorar o aislarnos de los demás. Si sentimos alegría, podemos sonreír, reír o bailar.

Las acciones también pueden influir en nuestras emociones. Por ejemplo, si hacemos algo que nos da miedo, como hablar en público, podemos sentirnos ansiosos o nerviosos. Por otro lado, si hacemos algo que nos da placer, como pasar tiempo con amigos, podemos sentirnos felices o contentos. Si hacemos ejercicio, podemos sentirnos más energéticos y motivados; si ayudamos a los demás, podemos sentirnos más satisfechos y realizados.

“El Gato con botas” es una historia que ofrece a niños y adultos un buen ejemplo de las acciones que se desencadenan luego de una emoción.

* Editado por los Papeles del CREM. Responsable de la edición: Raúl Ochoa Cuenca.

«Las opiniones aquí publicadas son responsabilidad absoluta de su autor».

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