En la circunstancia actual de la vida nacional -caracterizada por una guerra no convencional- y a propósito del 24 de Junio, Aniversario de la Batalla de Carabobo y Día del Ejérctito, los venezolanos debemos reflexionar sobre el Ejército que tenemos.
Los venezolanos solíamos tener un ejército. Su lema: “Forjador de libertades”. Con orgullo repetíamos que ese ejército nunca había cruzado las fronteras para invadir a otros países, solo para libertarlos.
Dentro de nuestras fronteras, quienes lo dirigieron tuvieron sus altos y bajos. Actuaron de acuerdo a los tiempos y como reacción a los problemas que se les presentaron. Lo que tuvo como consecuencia la aparición frecuente de gobiernos militares.
Esta ocupación del poder civil por parte de militares tuvo un punto final en 1958. Por lo menos así lo creímos por espacio de 40 años.
Desde 1999 hemos vistos como los espacios del gobierno civil han venido siendo ocupados por militares. Cada vez vemos más militares activos en funciones ministeriales y como jerarcas del régimen.
A la par de estas designaciones, también hemos visto como se deteriora la función pública, al punto que el régimen no puede garantizar la alimentación, la producción nacional, ni la seguridad personal de los venezolanos.
Es una realidad la pérdida de efectividad y la eficiencia del Estado en cada uno de los sectores que componen la Nación.
Cuando revisamos a los responsables de estos sectores, encontramos que en gran parte están dirigidos, en una proporción importante, por efectivos militares.
El gobierno no sirve a los intereses del pueblo. En un país democrático la solución es política. Eso pasa por la realización de elecciones.
En Venezuela desde el 2016 se ha impedido la realización de las elecciones. Ya van tres procesos electorales que no se han realizado: revocatorio, regionales y ahora locales.
El pueblo, los venezolanos, se han lanzado a las calles para reclamar por muchas cosas: elecciones, abastecimiento de alimentos, gas en bombonas, seguridad personal, servicios públicos, y por una lista interminable de carencias.
La respuesta del régimen es la represión. Para lo cual utiliza a la Policía Nacional, dirigida por oficiales de la Fuerza Armada, y a la Guardia Nacional, que es el cuarto componente militar del país.
Al venezolano, la ineficiencia ministerial –fundamentalmente dirigida por militares- ahora son también militares los que le impiden hacer uso de sus derechos constitucionales. No parece ser una casualidad.
Por ello es necesario hacernos la pregunta si ese lema de “forjadores de libertades” sigue teniendo vigencia. O si por el contrario nos enfrentaos a un ejercito de ocupación.
Junio 24, 2017